miércoles, marzo 21, 2007

La Junta de Extremadura: Enemiga de los cristianos

Para millones de personas hay cosas que son sagradas. Elementos sobre los que edifican no sólo su moral, sino también su cultura, su forma de vida y de ver el mundo. Son cuestiones santas que se fundamentan en la fe, en la creencia ciega de un Ser superior y bondadoso gracias al cual -y por el cual- existimos.
Algunos consideran que no es más que una especie de guión no escrito, que equilibra alegría y pesares, forjado por un ente superior para convencernos de que nuestra existencia no consiste en una sucesión de aleatorios infortunios. Para otros, se trata más bien de una cuestión mística, de algo indiscutible en lo que creen sin dudas y sobre lo que fundamentan sus esperanzas.
En el caso en concreto de nuestro país habría que destacar que, según el CIS, el 76,1% de los españoles profesa la fe católica y; según el Vaticano, el 94,1%. Evidentemente, la diferencia entre ambos datos es bastante notable, pero cualquiera de las dos cifras confirma que la mayoría de los españoles son creyentes.
Sin embargo, parece ser que esta situación no es importante ni para la Junta de Extremadura, ni para Francisco Muñoz -su consejero de Cultura- que, cometiendo una clara falta de respeto contra todos los cristianos, han decidido subvencionar y prologar un libro de fotografía de J.A.M. Montoya. En ese libro, que ellos han calificado de obra “de singular contenido”, aparecen fotografías de Cristo, la Virgen María y algunos santos y elementos sagrados, en actitudes humillantes y situaciones degradantes.
Las imágenes les muestran totalmente desnudos y en posiciones irreverentes y ofensivas de carácter sexual e insultante. El problema no es sólo que aparezcan santos en actitud pornográfica o vejatoria, sino que también las hay de otro cariz y aparecen, por ejemplo, la Virgen acunando a un cerdo o heces sobre un cáliz.
Estamos hablando de toda una sucesión de imágenes que se mofa descaradamente de los símbolos y la esencia de todo aquello que millones de personas tanto en España en el resto del mundo considera venerable, intocable y uno de los aspectos más importantes de sus vidas.
El asunto no daría más de sí si sólo se tratase de la publicación de unas fotos escandalosas que un autor desconsiderado e irrespetuoso que rezuma mal gusto por los cuatro costados ha decidido “compartir” con los demás. Es algo que ya ha ocurrido otras veces. Pero en este caso particular, sin embargo, va más allá, porque lo ha hecho con el apoyo del gobierno.
Resulta inaudito y tristemente sorprendente que, mano a mano, la Junta de una comunidad y su consejero de Cultura, fomenten, ayuden y colaboren en la publicación de algo así. Es un insulto a los ciudadanos y a los votantes y nos lleva a plantearnos una cuestión importante: ¿qué clase de persona decidiría que la publicación de unas “singulares” fotografías pornográficas de Jesucristo y la Virgen María podrían aportar algo al mundo de la cultura y el arte?

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