martes, mayo 08, 2007

Francia, Sarcozy y el "buen ojo" de ZP

Al parecer Zapatero se ha equivocado, una vez más, al aventurarse a realizar pronósticos electorales. Todos sabemos que por no acertar, ni siquiera acertó el suyo; cuando ganó esas controvertidas elecciones que le llevaron al poder y que ni él esperaba que fueran a resolverse de esa forma.
Recordemos el desastre diplomático con Estados Unidos cuando, de forma impulsiva y precipitada, consideró vencedor a Kerry. Una vez más, nuestro presidente había apostado por el perdedor. Y no debe tener mucho ojo ZP para estos asuntos, porque, después de hacer lo mismo con el caso de Angela Merkel en Alemania, de nuevo, ha errado en su jugada.
Como es obvio, esto no es algo que alguien vaya a reconocer. Lo más probable es que, desde el Gobierno, nadie aluda al hecho de que estaban convencidos de que en Francia iba a arrasar la izquierda. Nadie mencionará que Zapatero consideraba -y que nadie piense, pese a sus palabras, que ha dejado de hacerlo- que Sarkozy es la misma encarnación del mal, la esencia del fascismo y un capitalista enemigo acérrimo de los obreros.
Lo que sí harán, y ya ha empezado a hacerlo nuestro presidente, es correr un tupido velo sobre cualquier declaración anterior y reconocer a Sarkozy como un representante de la “derecha abierta y moderna”. Cualquier cosa menos mantenerse firme, serio y seguro en sus afirmaciones. Difamar y luego disimular, ocultar y manipular parecen los pilares sobre los que nuestro gobierno edifica sus acciones.
Es muy evidente la técnica se está siguiendo desde Moncloa: sembrar el pánico, el odio y el rencor ante cualquier representante de la derecha, el conservadurismo y el cambio, el verdadero y necesario cambio, en general.
En efecto, Nicolás Sarcozy se ha presentado como un candidato conservador, duro, firme y dispuesto a cambiar ciertas cosas en Francia. Una actitud que, en vez de criticar y presentar como malvada y perversa, Zapatero debería imitar. Cuando un país tiene problemas, problemas graves, como es el caso de Francia, muchas veces hace falta alguien con mano dura que ponga orden y redirija el rumbo de la nación hacia una senda mejor. Sarcozy representaba ese espíritu en las elecciones presidenciales francesas y, aunque no se sabe todavía cuáles de sus objetivos logrará que se cumplan, todo lo que se puede hacer es apoyarle en su nueva empresa.
Sin embargo, no es eso lo que hace la izquierda. Mientras en el país vecino, el nuestro, el Presidente del Gobierno engaña, enturbia y trata de poner zancadillas a la llegada de esa nueva y vigorosa generación a la Presidencia gala; en Francia deciden salir a la calle y quemar coches.
¿No habría que preguntarse quién representa realmente un peligro? ¿Quién se ha quedado de verdad estancado en un pasado en el que comunistas y capitalistas se mataban unos a otros? Renovarse o morir, no queda otra. Y resulta triste, pero día a día, la sensación de que en España se ha optado por la segunda posibilidad va en aumento.

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